Emociones ¿qué son y cuáles existen?

Emociones ¿qué son?

Las emociones son impulsos que nos llevan a actuar de manera automática ante una situación o estímulo que puede ser tanto interno como externo. Nos ayudan a conocernos y a sensibilizarnos con lo que tenemos en nuestro entorno. Cada emoción predispone al cuerpo para dar una respuesta distinta. Las emociones tienen lugar a través del cuerpo, son intensas, rápidas y transitorias

Las emociones tienen un carácter multidimensional donde comprende el estímulo o estímulos desencadenantes, las experiencias previas o sentimientos, el procesamiento mental subjetivo sobre lo sucedido, un componente neuropsicológico y las alteraciones fisiológicas que tiene el efecto de movilizar para llevar a cabo la acción necesaria, es decir, una expresión emocional.  

Emociones ¿cuáles existen?

Pese a que los investigadores están en desacuerdo con cuáles son las emociones que pueden considerarse primarias, incluso tampoco coinciden en que existan unas emociones primarias. A continuación, vamos a ver algunas de las emociones primarias que se proponen como tal. 

Alegría

Nos permite disminuir las emociones desagradables y los estados de preocupación. También aumenta el caudal de energía disponible, permitiéndonos afrontar con mayor entusiasmo las situaciones y fomentando que consigamos nuestros objetivos. La alegría, nos proporciona un estado de calma que facilita que el cuerpo se recupere con mayor rapidez de la excitación provocada por las emociones que nos son angustiosas. 

Tristeza

Tiene como principal función ayudarnos a asimilar una pérdida importante para nosotras, además, nos facilita la introspección (es decir, mirar dentro de una misma, tomar conciencia, reflexionar y planificar para un futuro). La tristeza provoca una disminución de tu energía y de la sensación de satisfacción de las actividades que para ti son relevantes. 

Ira

Cuando estás iracunda, tu flujo sanguíneo y el ritmo cardíaco aumentan, y tu respiración se acelera con el fin de dotar tu cuerpo de más oxígeno el cual se convertirá en energía para tus extremidades. Es decir, tu cuerpo se prepara para luchar y/o defenderte. La ira también te facilita ponerte y poner límites. 

Miedo

Cuando sentimos miedo la sangre se dirige especialmente a los músculos de nuestras extremidades, por ejemplo, a las piernas. Durante unos instantes podemos paralizarnos inconscientemente para calibrar cuál es la mejor opción para asegurar nuestra supervivencia. Cabe destacar que también se da una respuesta hormonal que pone al cuerpo en estado de alerta general y con una atención fijada en lo que consideramos amenazante, predisponiéndote para la acción. 

Sorpresa

Es la emoción que nos permite captar el máximo de información sobre el estímulo y descubrir lo que es novedoso para nosotras. Es una emoción que está íntimamente relacionada con el aprendizaje. Dependerá del tipo de sorpresa desencadenará después otra emoción. 

Asco

Nos da la información sobre lo que nos desagrada o literalmente nos es repulsivo.

Emociones, para qué nos sirven

Las emociones nos dan información tanto de nosotros como de las personas que tenemos alrededor. Nos hablan de nuestros valores, de cuándo las cosas funcionan y están en coherencia con nosotros, de cuándo no lo están, nos habla de cómo nos relacionamos con las personas de nuestro entorno (de los lazos afectivos que tenemos o no tenemos), nos acercan o nos alejan de las personas, nos ayudan a poner límites, a sobrevivir, a aprender, a saber lo que es bueno o malo para nosotras, a proteger nuestra intimidad, a actuar y conseguir nuestros objetivos y a conocer nuestras necesidades.  

Conectar y aprender a relacionarnos con nuestras emociones es un proceso vital que dura toda nuestra vida. Sería muy interesante que desde pequeñas nos enseñaran a escuchar esas emociones. En cambio, generalmente, la sociedad y nuestros vínculos de referencia nos predisponen para contener y callar lo que sentimos. Este hecho hace que las personas (que en cuanto a emociones somos como ríos) nos desbordemos, nos atasquemos, nos bloqueemos, nos anestesiemos o nos congelemos, generando nudos emocionales que después son complejos de deshacer por una misma. 

Conectar con nuestra parte más emocional a veces nos es desagradable o no nos gusta la imagen que nos da de nosotras mismas. Por ejemplo, no es agradable vernos vulnerables o “perdiendo los papeles”. Es por ello, que muchas veces se juzgan de emociones “positivas” o “negativas”. Lo cual es un error, las emociones no son ni positivas ni negativas, las emociones son alarmas que nos avisan de lo que nos está pasando. ¡Y benditas alarmas! Igual que tenemos el dolor físico que nos informa de cuando nos hacemos daño o de cuando algo está caliente y nos podemos quemar, las emociones nos informan de cuando algo nos hace estar alegres o, por el contrario, cuando nos hace sentirnos angustiadas. Suele suceder que cuanto más te “peleas” con una emoción más tiempo se queda y esta pelea puede ocasionarte que sufras.

Las emociones tienen tantos matices como personas hay en el mundo y viven situaciones, porque cada persona en cada situación vive las emociones con un matiz particular y con una intensidad distinta. 

Cuando hablamos de intensidad emocional depende mucho de nuestra capacidad para emocionarnos. Es importante que veamos las emociones como una parte de nosotras que nos acompaña y no algo que nos nubla. Es decir, una vez que tomes contacto con la emoción que aquí y ahora sientes, te va a ayudar a relacionarte con ella, el poder tomar distancia y saber que esa emoción no eres tú. Esa emoción, es una experiencia que está teniendo lugar aquí y ahora, la cual tiene un inicio y un final. Y que, sin juzgar, te abras a la experiencia emocional que estás teniendo para conocer qué te está comunicando.

Y tú, ¿cómo te relacionas con tus emociones?

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